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julio 11, 2016 No hay comentarios

Síndrome de Burnout: cuando el estrés se hace crónico

En varias ocasiones hemos charlado sobre los peligros del estrés y qué pueden hacer empleadores y empleados para evitarlo. Uno de los riesgos es que la presencia del estrés sea tan prolongada, que se convierta en una enfermedad crónica. A ese padecimiento se le llama “síndrome de Burnout”, y aunque hace varios años que lo han tipificado, aún es poco conocido entre las enfermedades laborales.

 

Qué es el Burnout ocupacional

En inglés, “burnout” significa “agotamiento”, “desgaste”, algo que “se quema”, que es “consumido por el fuego”. En este síndrome, en lugar del fuego, el deterioro lo produce el gasto excesivo de recursos emocionales, psíquicos y físicos que implica cierta actividad laboral. Por eso también se le llama síndrome de desgaste profesional, síndrome del trabajador desgastado, síndrome del trabajador consumido o incluso síndrome “de la cabeza quemada”.

burnout sindrome

 

El concepto a nivel médico fue utilizado por primera vez en los años setenta. En 1986, las psicólogas norteamericanas C. Maslach y S. Jackson lo definieron como “un síndrome de cansancio emocional, despersonalización, y una menor realización personal, que se da en aquellos individuos que trabajan en contacto con clientes y usuarios“.

Según investigaciones, los profesionales más vulnerables al burnout son los dedicados a la salud (médicos, enfermeros, psicólogos o personal administrativo de hospitales), los ingenieros, los docentes, los deportistas profesionales y operadores de Call Center.

Pero más allá de la profesión concreta, las ocupaciones más proclives son las que conllevan relaciones intensas con clientes durante largo tiempo, donde la sobrecarga y el estrés son constantes, así como la alta responsabilidad y las expectativas sobre las metas. También suele darse en trabajos muy monótonos o con jornadas demasiado extensas.

 

¿Cuáles son los síntomas del Síndrome de Burnout?

–           Desmotivación: Como respuesta al estrés permanente, el organismo tiene menos resistencia a las situaciones estresantes, lo que se traduce en la pérdida de ganas de trabajar y altos niveles de ausentismo.

–           Agotamiento: La persona ya se siente cansada desde que se levanta, a nivel físico y mental. El insomnio y el dolor de cabeza suelen acompañar este síntoma.

–           Improductividad e ineficiencia: La poca motivación y la falta de energía, sumadas al deterioro cognitivo, llevan a que el trabajador sea menos productivo y baje su rendimiento durante la jornada. También se pierde la concentración y la memoria, lo que hace más difícil aprender tareas o retener informaciones nuevas.

Síndrome de Burnout

–           Cambio de humor: El síntoma emocional más notorio es el cambio de estado de ánimo. Los trabajadores se tornan irritables, sarcásticos y pierden los buenos modales con clientes y hasta compañeros, siempre potenciando el conflicto.

–           Dolores musculares y en las articulaciones: Las tensiones acumuladas se reflejan en contracturas, sobre todo en la zona del cuello y la espalda.

–           Otros síntomas psicosomáticos: Molestias gastrointestinales, tendencia a la obesidad, problemas cardiovasculares.

 

En general, el trabajador con burnout suele negar estos síntomas y los traslada a otros ámbitos. Si no se atiende a tiempo, el síndrome puede traer consecuencias más graves: baja de defensas, mayor riesgo de hábitos perjudiciales (sedentarismo, mala alimentación y hasta consumo de drogas) y depresión. El síndrome se extiende a las relaciones fuera de lo laboral, entre el trabajador y su pareja, familia y amigos. Retomando el origen inglés de la palabra, la persona está “quemada” con su trabajo y todo su entorno.

 

¿Qué hacer para combatir el burnout ocupacional?

 

Una enfermedad laboral de este grado necesita ayuda médica y psicológica para eliminar los síntomas y lograr que el trabajador pueda reincorporarse sanamente a su actividad. Para esto, hay algunas acciones fundamentales, que pueden variar dependiendo de los factores que hayan llevado al burnout:

 

–           Cambiar. De puesto, de rutina, de escritorio… Muchas veces el burnout nos está diciendo que debemos buscar otro rol dentro de la empresa. Los nuevos desafíos y el cambio de ambiente renuevan la motivación y, más que nada, hacen desaparecer la causa del estrés, que es hacer las mismas tareas bajo la misma presión durante un largo tiempo.

–           Ponerse metas realistas. Las expectativas demasiado elevadas son causal de estrés y frustración permanentes, que llevan al burnout. Trazarse objetivos concretos, al mediano plazo, y celebrar los pequeños éxitos, es una manera de empezar a cambiar la perspectiva.

Cómo prevenir el burnout

–           Disfrutar los descansos. Que el trabajo no sea una mochila con la que cargar en cada ámbito de la vida. Realmente disfrutar el tiempo de ocio y darse una pausa cada día para hacer lo que más nos gusta (desde salir a correr hasta ver una película) ayudan a relajarse y tienen un impacto positivo en la forma de encarar el trabajo. Dormir bien (un promedio de ocho horas ininterrumpidas) también es clave.

–           Vida activa. El ejercicio, una vez más, es una excelente medicina para erradicar el estrés. Dedicar todos los días un rato a hacer deporte, caminar o desarrollar cualquier actividad física es muy efectivo para fortalecer la salud laboral. El yoga también es muy recomendable, y se puede practicar perfectamente en casa con algunas posturas muy sencillas.

           Relajación a corto plazo. Es muy útil incorporar técnicas de respiración y meditación simples para aplicar en el lugar de trabajo cuando se percibe la presión, ansiedad o fatiga. La pausa activa de la gimnasia laboral también sirve para despejar la mente y volver al puesto de trabajo con energía renovada.

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