enero 30, 2017 | 1 comentario |
Seguramente te pasó estar tomando un café con un amigo, que te esté contando un problema y apenas oírlo por estar pensando en las reuniones de la semana que viene. O intentar concentrarte en un informe que tenés que entregar hoy y no lograrlo pensando en todo lo que te quedó pendiente en casa. Y en casa, al ponerte a cocinar, tu mente divaga a la pila de papeles a revisar en la oficina. Lamentamos el pasado, nos preocupamos por el futuro, ¿y el presente? Se nos escapa.
Esa sensación de estar con el cuerpo presente pero con la mente en otro lugar es lo que busca revertir la técnica del Mindfulness. Consiste en traer la conciencia al aquí y ahora, para lograr un perfecto equilibrio cuerpo-mente. Porque es realmente agotador estar en varios lugares al mismo tiempo. Y el presente es lo único de lo que realmente podemos adueñarnos, lo que nos pertenece.
“Mindfulness” tiene distintas traducciones que remiten a esa idea de estar con toda la mente en el presente: “atención plena”, “plena conciencia” o “presencia plena”. Es una concepción que viene de la milenaria palabra “sati” (en la época de Buda), que significa recordarnos una y otra vez el volver al presente. Pero pese a su raíz religiosa y su vínculo con el yoga, la práctica del Mindfulness hoy no está asociada a ninguna doctrina: es una herramienta basada en investigaciones concretas que busca mejorar nuestra calidad de vida y bienestar mental. Es un excelente complemento a los hábitos de vida activa que proponemos desde WorkGym, dado el enorme poder del Mindfulness para liberar tensiones e incentivar el desarrollo personal.
¿En qué consiste? A través de técnicas de relajación y meditación, lo que se hace tomar conciencia absoluta del momento presente, reconociendo lo que está sucediendo al tiempo que sucede, aceptándolo sin juzgarlo, sin compararlo con lo que nos gustaría que sucediera. Incluso cuando nuestra experiencia es desagradable, el Mindfulness permite reducir el sufrimiento porque la mente no está viviendo el malestar añadido de pensar cómo alejar eso desagradable.
Una de esas experiencias poco gratas es el estrés laboral. Entrenar la conciencia plena estimula la auto-observación y nos permite desactivar los mecanismos que producen el estrés, la ansiedad y la angustia. Ante situaciones adversas o muy exigentes, el Mindfulness detecta esas reacciones casi automáticas de nuestro organismo y habilita a una pausa para respirar, calmarse y realmente ocuparse de las cosas en lugar de colapsar tratando de abarcarlo todo. Es como la pausa activa de la gimnasia laboral, pero para la mente.
La apertura de percepción, la liberación del estrés y el control de las emociones son beneficios muy productivos para el desempeño laboral y para realmente disfrutar nuestro trabajo. Algunos otros resultados positivos:
–Mejor rendimiento para el estudio: Ya sea como estudiantes o aprendiendo algo nuevo en nuestra jornada laboral, el Mindfulness ayuda a incorporar los aprendizajes de forma más sólida.
–Más capacidad analítica: Traer la atención al presente nos da más herramientas para analizar las situaciones y tomar mejores decisiones, ya que vemos la realidad de manera más objetiva, sin sobredimensionar los defectos o debilidades.
-Ayuda a dormir mejor: El Mindfulness es efectivo para tratar los trastornos del sueño y tener un descanso realmente reparador.
Lo mejor es que la práctica es positiva no solo cuando se está practicando, sino en la vida diaria, ya que vamos incorporando nuevos hábitos de percepción y pensamiento.
Además de los beneficios a nivel mental, el Mindfulness también mejora nuestras condiciones físicas y se ha probado como un buen combatiente de ciertas dolencias como resfriados, psoriasis o incluso el cáncer. Ayuda también en el tratamiento de adicciones o en dietas para perder peso.
Existen varios métodos y ejercicios para entrenar la atención plena. Lo importante es tratar de hacerlo todos los días. La práctica más eficaz para controlar la mente es la meditación. Se recomienda empezar en sesiones de unos diez minutos para aclimatar la mente a este nuevo estado de conciencia. A medida que lo vamos dominando y sintiéndonos más cómodos, vamos aumentando la duración hasta llegar a un promedio de media hora diaria.
Al principio se empieza en un lugar tranquilo, silencioso, sin distracciones. Debemos estar cómodos, a una temperatura agradable. El ideal de la práctica es ir aprendiendo a meditar y a traer la conciencia aquí y ahora en cualquier circunstancia que lo necesitamos, incluso en plena jornada laboral.
La postura correcta es sentados en el suelo cómodamente (se puede usar un almohadón), con la espalda recta para respirar mejor; los brazos y piernas relajados. Ajustar la postura siempre que se perciba alguna tensión. La práctica es sencilla: cerrar los ojos, prestar atención a la respiración profunda y fluida, observar el propio ritmo del organismo. Muchos pensamientos pasarán por la mente: debemos no juzgarlos y volver a concentrarnos en la respiración, que es lo que nos trae al aquí y ahora. Puede ayudar una música relajante, cíclica, que acompañe ese ritmo interno.
Pero también podemos traer la conciencia plena en cada acción cotidiana, desde bañarse, peinarse o comer algo. Hacer dibujos en una hoja en blanco o pintar con lápices de colores es otra técnica muy efectiva. Verás incluso que con el tiempo hasta la música suena mejor al abrir nuestra atención a esos estímulos. Y por supuesto, hacer ejercicio y atender cada movimiento y sensación del cuerpo es la forma perfecta de empoderarse mediante el Mindfulness. ¿Y si empezamos ahora mismo el ejercicio de sentirnos más vivos?
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