julio 23, 2015 | 4 comentarios |
Salud es calidad de vida. De eso no hay duda. Pero ahora bien, cuántas veces hemos trabajado bajo presión, o porque no contamos con mucho tiempo para hacer el trabajo, o porque nos desenvolvemos en un ambiente competitivo, o porque tenemos muchas preocupaciones que nos inquietan. Y lo cierto es que en todos los casos se genera en el trabajador un malestar que muchas veces se traduce en problemas de salud asociados.
La buena noticia es que al día de hoy existen varias maneras de resolverlos o por lo menos de equilibrar la balanza. La gimnasia y el masaje laboral son, por ejemplo, una buena combinación. Con esta herramienta gana el empleador y el empleado: este en salud y el otro en productividad. Muchas veces la salud depende del entorno en el que nos encontremos y qué mejor que trabajar en un lugar que se preocupa por nuestro bienestar.
El estrés significa dolores de cabeza y cuello permanentes, se puede reflejar en contracturas musculares, puede generar ansiedad, e incluso puede ir más allá y afectar la productividad y la motivación del trabajador. ¿Para qué sirve entonces el masaje laboral? Para recargar energías, para dar ánimo y para relajar la mente y el cuerpo. Incluso funciona como atenuante de tensiones, contracturas y agotamiento mental. En otras palabras, nos ofrece muchos beneficios que, al terminar el día, son superbuenos.
El servicio de masaje laboral se basa en técnicas de digito presión, roce suave y profundo, fricciones y vuelta a la calma. Se trabaja sobre una silla ergonómica regulable que se ajusta a cada persona y que tiene unas almohadas especiales que le permiten al profesional que hará el masaje poder focalizarse en las zonas más afectadas: cabeza, cuello, espalda dorsal, lumbar y sacra, hombros, brazos y manos.
Para poder brindar un mejor masaje se utilizan cremas hipoalergénicas naturales, sin ningún producto químico para evitar alergias y dura, en promedio, unos quince minutos. ¡Quince minutos de relajación absoluta en medio del horario laboral!
– Incremento del rendimiento laboral y la productividad.
– Disminución del ausentismo.
– Motivación del personal y mejora de las relaciones laborales.
– Alivio del stress intelectual y físico.
– Reducción de tensiones musculares y mejora del esquema corporal.
Quince minutos de masaje parece poco, pero sí que funciona como un breve recreo en el espacio de trabajo. Y una vez que termina el tiempo, ¡vuelta a trabajar con mejores energías!
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