septiembre 1, 2017 | No hay comentarios |
Sabemos que un empleado feliz y motivado, es un empleado productivo y eficaz. Eso no solo influye en el desempeño estrictamente laboral, sino también en el clima y las relaciones en el trabajo. Desde los roles de liderazgo, motivar al equipo no es tan complejo como podemos pensar y hay diversos enfoques que se pueden adoptar. Hoy les contamos algunos tips de motivación para que tu equipo sea más proactivo.
No podemos simplemente ser un nombre al final de un mail: debemos darnos a conocer. En el trabajo (como en la vida en general) la comunicación cara a cara es crucial para generar un mejor vínculo, donde la confianza y los oídos y mentes abiertas estén primero. Es necesario que nuestros trabajadores se sientan escuchados y sean realmente tomados en cuenta. Si permanecemos abiertos a escuchar sus ideas y propuestas, trabajarán con más entusiasmo.
Está demostrado que tras la pausa del almuerzo la energía y la concentración de los empleados baja considerablemente. Para esto, la mejor táctica es incluir una sesión de gimnasia laboral que nos mejore el humor o promover un trote al aire libre en grupo. De esta forma nuestro equipo se mantendrá activo (físicamente, pero también mentalmente) durante toda la semana, liberándose del estrés y poniendo su cuerpo en movimiento. Eso sí, recordemos que debemos flexibilizarnos un poco: si un empleado decide salir a ejercitarse en esa pausa, corresponde habilitar una ducha y el permiso para almorzar en su escritorio luego.
Es simple: si buscamos que un trabajador se comporte de cierta manera, lo primero es que manejarse esa manera. Si los líderes del equipo se muestran optimistas, enérgicos y entusiastas, probablemente esa actitud se contagiará a los empleados. La buena energía circulará mejor y el equipo se sentirá cómodo y con buena cara para encarar su trabajo.
La rutina y el estancamiento en una carrera laboral pueden ser muy desmotivantes. Si ofrecemos a nuestros empleados oportunidades de ascenso o mejoras salariales cuando demuestran buena capacidad y compromiso, seguramente se motivarán y trabajarán con más ganas aún.
Seguido con lo anterior, una competencia siempre despierta un lado más enérgico, perfeccionista y enfocado en todos. Eso sí, debemos asegurarnos de que no se convierta en una creación de enemistades entre compañeros. Lo importante es apostar al crecimiento de los trabajadores; de este modo, no tiene porqué ser sí o sí una mejoría en el puesto sino que podemos ofrecer capacitaciones u oportunidades de estudio que los beneficien en su profesión.
Tanto los vínculos como el espacio físico en sí, son importantísimos para generar un buen ambiente en la oficina. El buen trato y el entorno amigable construyen una sensación colectiva de equipo que hace que el trabajo sea menos una máquina automática y más una gran fuerza humana hacia un objetivo en común. Del mismo modo funciona con el espacio laboral en su ambientación: las paredes y los rincones vacíos no son lo mismo que cuadros con colores o frases motivantes, plantas, adornos y buena iluminación.
Ya vemos que muchos factores influyen en la actitud proactiva de los trabajadores y que incluso el más pequeño detalle hace la diferencia. Si los trabajadores no pueden encontrar algo que los motive por sí solos, la mente, el cuerpo y el ambiente en el que se mueven necesitan ser recargados de energía desde los empleadores mismos.