enero 27, 2016 | No hay comentarios |
Al día de hoy es muy fácil insolarse. Basta con que almorcemos al aire libre, o que disfrutemos de la playa sin protector solar y sombrilla, y voilà, el sol hizo de las suyas. Y es que no hay nada peor que salir de vacaciones e insolarnos (cosa que instantáneamente nos impide volver a tomar sol durante un tiempo, sin tener en cuenta los otros tantos malestares que genera).
Ahora bien, antes de aconsejar sobre cómo prevenir y curar una insolación, lo mejor será definir la palabra en sí. El término insolación se define como el malestar o enfermedad producidos por una exposición excesiva a los rayos solares. ¿Y cómo es que nos damos cuenta de que alguien tiene una insolación? Porque de seguro la persona sufrirá alguno de los síntomas propios de la enfermedad. Algunos son: naúseas, vómitos, dolor de cabeza, fiebre, calor y enrojecimiento de la piel, deshidratación, e incluso, en casos extremos, pueden observarse convulsiones o desmayos.
Más vale prevenir que curar
Para evitar todos esos malestares lo mejor es prevenir toda insolación, ya sea leve o grave. Aquí van algunas recomendaciones.
– Evitar la exposición al sol en las horas más peligrosas: entre las 11 de la mañana y las 4 de la tarde aproximadamente. Esto, a su vez, ayuda a prevenir el cáncer de piel.
– Usar protector solar siempre que estemos al aire libre. Colocar bloqueador especialmente en la cara, las orejas y los hombros.
– Una vez que nos hemos puesto protector esperar 30 minutos para salir al sol.
– En caso de habernos bañado en la playa o piscina, volver a ponernos protector.
– Usar sombreros o gorros para evitar que se caliente la cabeza.
– Usar lentes de sol con protector UV.
– Colocar un bálsamo con protector solar también en los labios.
– Mantenernos hidratados siempre. No esperar a tener sed para tomar agua.
Y si no queda otra, curar
Claro que lo mejor es prevenir la insolación, pero en caso que no hayamos tomado las precauciones necesarias, tendremos que curarla o tratarla enseguida. Ahora te contamos cómo.
– Trasladar a la persona insolada a un lugar fresco en el que corra aire.
– Ayudarla a que se dé duchas con agua fría para enfriar el cuerpo o, por lo menos, hacer que se moje la cabeza, especialmente la frente y la nuca.
– Tomar bebidas frescas también ayuda.
Si vemos que el estado de insolación es grave lo mejor será llevar a la persona a un médico porque posiblemente necesite medicamentos y otras indicaciones más específicas.
Ahora sí, ¡a disfrutar del sol con cuidado!