julio 7, 2015 | 3 comentarios |
El 21 de junio se celebró, por primera vez, el Día Internacional del Yoga. Así lo definió el año pasado la Asamblea General de las Naciones Unidas, atendiendo la práctica cada vez más popular del yoga. No es extraño que una actividad con tantos beneficios a nivel físico, mental y espiritual haya trascendido su origen hindú y tenga hoy esta importancia internacional, incluso en el ámbito de las empresas.
Originado en India hacia más de cinco milenios, el yoga consiste en la habilidad de dirigir la mente en una sola dirección, sin distracciones ni pensamiento alguno. Es difícil de lograr, claro, pero a través de los asanas (posiciones) podemos alcanzar ese estado de la mente: aquí, ahora, y nada más. Los hindúes lo practican con un fin religioso (conectarse con la divinidad), pero hoy todos pueden introducirse en el yoga, más allá de las creencias, para alcanzar mayor bienestar del cuerpo y la mente. Y qué mejor que practicarlo en el trabajo, que es donde más tiempo pasamos y que a veces tanto nos estresa.
El yoga laboral está pensado para que los trabajadores logren esos beneficios durante su horario laboral, adaptando el yoga tradicional a sus necesidades. La propuesta apunta a una sesión de 15 minutos con grupos de trabajadores y el objetivo es aprender a respirar correctamente, para aclarar y enfocar la mente en las tareas laborales.
Lo primero será acomodar correctamente el torso y los hombros e incorporar un ejercicio de respiración. Luego se realizan una serie de posiciones que se adaptan según el grupo con el que estemos trabajando, y se termina con la tradicional meditación del yoga. Cuando el trabajador vuelve a su puesto de trabajo habrá mejorado su postura y liberado toxinas. Regresará con mejores energías y con una mente más clara para enfrentar el resto de su día de trabajo.
Algunas posiciones son, por ejemplo, las que muestran las fotos a continuación:
Los ejercicios se deben realizar cada tanto y los resultados son muy buenos. Durante las sesiones estaremos ampliando las facultades mentales como concentración, direccionamiento, actitud, percepción y enfoque. Además obtendremos otros beneficios: mayor flexibilidad, buen manejo de la respiración, liberación de tensiones y contracturas, corrección de vicios posturales, distensión de órganos internos y, sobre todo: estaremos eliminando el estrés que a veces se genera en el día a día.
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